lunes, 2 de enero de 2017


La esposa del general
estaba frustrada
quería beber el aire
mojar sus pies en la fuente
pero ahí estaba, apretada
entre tanto ropaje indiferente.

Quería amor salvaje
entrañable
presente

y ahí estaba, ese cuadrado,
desconsiderado, aburrido,

intermitente.

Lo amó un día
pero él era lluvia, protección, osadía.

Ahora es soldado
serio
tieso
en agonía.

Ambos perdieron
-eso es un hecho-
él, el amor
ella la alegría.
Le absorbe en vida la fe que un día
un par de cuervos
le construían.