miércoles, 21 de diciembre de 2016

Cómplices


No lo sabes
porque no te lo cuento
pero sé que lo sientes.

Esa pícara sonrisa
que cómplices nos hace.
Cuando esos brazos se abren
y cobijan, abrigan,
son consuelo y cariño
son tangible y distantes.

La caricia sutil
que me eriza las uñas
es tan grande el presagio
que es mejor limitarse.

Parados en el sitio
donde ya nada pasa
nos reímos del hombre
del placer de la carne.

Porque hay almas unidas
por opción
por simpleza.

Un breve lapso de tiempo
que llevaré en el recuerdo
de cuando llegamos tarde
a lo humano
a lo correcto
pero la conexión
no la evita ni el cielo.