Mientras caminamos
por el reino de los vivos
nos dejamos contagiar por el absurdo.
Lo que fuimos en esencia
se mezcla con lo simple
compramos la película
contruímos los castillos.
Mientras jugamos a ser hombres
la verdad se nos escapa
dibujamos serpentina en los espejos
olvidamos que
para ser feliz
basta estar vivo.
Se trata de sentir cada respiro
reir hasta que duelan las entrañas
que los fantasmas se asusten de los gritos.
Es saltar agarrándose de globos
escandalizar
-un poquito-
los prejuicios.
El tesoro lo llevamos en sonrisas
en la mirada cómplice del amigo
esas cosas que no ilustran las palabras
el amor incondicional a nuestros hijos.
