miércoles, 9 de enero de 2019


Corro
me muevo
disparo
¿a dónde voy si no hay escape?

Cuando el infierno es en ti mismo
cuando las tinieblas se ciñen a tu alma
te ahogan, te asfixian, te atrapan.

Intento recordar el viento
el canto suave y sereno del verde del campo
algún trino lejano.

Me aferro con todo lo que me queda
a ese resquicio de magia
a ese imperceptible llamado
cierro mi mente a la oscuridad y a la muerte
compañeras cotidianas
y, una vez más, me rescatan.

No será la última
pero quedan pocas.

Percibo con firmeza la maldad y la destrucción.

Me distraje
perdí de vista el objetivo
y la magia se murió.