La lluvia sirve,
para correr entre ella,
para mojarnos
y rodeados de rocío;
entre calados besos,
reír abrazados.
Dentro de un paraguas
la lluvia, nutre quimeras,
promesas y sueños;
envueltos, sitiados,
entre querellas de luz y de truenos.
A los desolados
también les sirve la lluvia...
para comparar su tristeza.
Gabriel Capó Vidal