Ahora que me engulle la sordera
que elevo gritos
que suenan suave
ahora
que no respaldo dignamente lo que digo
retengo un momento
ese tiempo fuera del tiempo
intentando un rescate
de nada para nadie.
Miro de nuevo al desierto
sin miedo
salto, me zambullo
en el caos del momento
y, aunque no sé bailar
me muevo al son del torbellino siniestro.
Todo encaja más que perfecto
los pasos crean
melodía entre versos.
Pero no me convencen
las arpas dulzonas
los amores rosados
y llega el cartel escrito para nadie
un par de pasos antes
del abismo aberrante.
Podría ser peor.
Podríamos ser uno
y más nadie.