Te leo
te devoro
me aferro a esa poesía
como último bastión de resistencia.
Creo.
Todavía creo.
Aun no pierdo del todo la estela de los sueños.
Que estés vivo
la coincidencia
ayuda a no volverse seco
a creer que todavía queda algo por defender.
Me contagié de mundo
la sublime estupidez de lo vacío
creó un hueco invisible que se llena
a punta de cuchillos y pastillas.
La gente ya no dice nada
o no sé cómo escucharlos
pero quedan las plantas
los niños
vos
y la esperanza.